De acuerdo con el Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial, el calor sí genera consecuencias en las operaciones aéreas.
El impacto del calor en la aviación es un factor importante a considerar para garantizar la seguridad de los vuelos. Las altas temperaturas pueden tener diversas consecuencias en las operaciones aéreas, como el sobrecalentamiento de equipos, la dificultad en el ascenso de las aeronaves y el funcionamiento reducido de los motores.
El sobrecalentamiento de los equipos de las aeronaves puede requerir una mayor atención al mantenimiento y las revisiones durante condiciones climáticas adversas. Además, las altas temperaturas pueden complicar la capacidad de ascenso de los aviones, lo que puede necesitar una mayor velocidad y una pista de despegue más larga.
Las condiciones climáticas asociadas al calor, como las tormentas eléctricas, también pueden provocar turbulencias, cizalladuras y problemas de visibilidad debido a la humedad, lo que añade complejidad a las operaciones.
El efecto del calor extremo en el aire también puede afectar el funcionamiento de los motores de las aeronaves, reduciendo la potencia y requiriendo una mayor velocidad para despegar.
Ante estas situaciones, las aerolíneas pueden verse obligadas a tomar medidas para reducir el peso de los aviones, como disminuir el número de cargas transportadas o limitar el número de pasajeros en el embarque.
Ejemplos de incidentes relacionados con el calor en la aviación, como la cancelación de vuelos en el aeropuerto de Luton en Londres en 2022 y la suspensión de vuelos en Phoenix, Estados Unidos, en 2017, demuestran la importancia de gestionar adecuadamente el impacto del calor en las operaciones aéreas para garantizar la seguridad y eficiencia de los vuelos.