Entre las páginas de la historia vallense se destaca este oficio de sujetos que recorren colonias y ejidos del municipio.
Los afiladores, personajes típicos que solían recorrer pueblos y ciudades, han sido parte de una tradición antigua, remontándose a la importancia de afilar las armas utilizadas para cazar. Inicialmente, esta labor implicaba deslizar el objeto de corte sobre una piedra porosa.
La raíz de esta tradición se encuentra en Galicia, España, donde los afiladores solían transitar las calles con una rueda de piedra cargada sobre sus espaldas. A lo largo del siglo XX, este oficio experimentó cambios, ya que los afiladores comenzaron a movilizarse en bicicletas y motocicletas.
Desafortunadamente, la cultura desechable adoptada por algunos países, donde los objetos son usados y desechados, ha contribuido a la desaparición gradual de este oficio.
En Ciudad Valles, es poco común escuchar el silbido distintivo que anunciaba la presencia del afilador. Brígido Medina, un afilador con 35 años de experiencia, originario de Nuevo Laredo, Tamaulipas, pero residente en la colonia Real Campestre, comparte su historia. Inicialmente trabajó como albañil y obrero en Monterrey, pero un amigo le enseñó el oficio de afilador, permitiéndole sostener a su familia y proporcionar educación a sus hijos. A pesar de que ninguno de sus hijos muestra interés en heredar el oficio, Brígido está decidido a mantener viva la tradición mientras le permita la vida.
Florencio Pérez, originario de Ciudad Valles pero residente en Tampico, Tamaulipas, vuelve cada año a visitar a sus familiares y a ejercer su oficio de afilador. Antes de dedicarse a esta labor, colocaba guardapolvos en las puertas, pero cambió a afilador hace más de 20 años debido al aumento de precios del material. Aunque Florencio ve con tristeza la desaparición gradual de este oficio, está dispuesto a enseñarlo para preservar la tradición.
Ambos afiladores destacan la importancia cultural de su labor y cómo los niños se detienen a observarlos mientras recorren las calles. A pesar de los desafíos y cambios en la sociedad, estos afiladores están comprometidos con mantener viva la tradición del afilado. La información fue proporcionada por el Prof. Crescencio Martínez Candelario, cronista municipal de Ciudad Valles.