Actualmente, México compra alrededor del 40% del combustible a otros países; sin embargo, se planea reducir este porcentaje con la refinería Dos Bocas.
México se encuentra en un momento crucial en su política energética, con el objetivo de lograr la autosuficiencia en la producción de gasolinas para reducir su dependencia de las importaciones extranjeras. Actualmente, el país importa entre el 30 y el 40% de sus gasolinas, pero se espera que con la entrada en operación de la refinería Dos Bocas, esta cifra disminuya significativamente, llegando a solo 50 mil barriles en septiembre.
De acuerdo con las declaraciones de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en su conferencia matutina, se están llevando a cabo importantes inversiones en la construcción de dos plantas coquizadoras, cada una con una inversión aproximada de 10 mil millones de dólares. Se espera que la planta de Tula finalice su construcción en julio de 2024, mientras que la de Salina Cruz se prevé que comience a operar en 2025.
López Obrador detalló tres estrategias para garantizar la autosuficiencia en combustibles: continuar invirtiendo en las seis refinerías existentes (Madero, Cadereyta, Minatitlán, Salina Cruz, Tula y Salamanca), incrementando su capacidad productiva del 65% actual al 85%; construir una nueva refinería o adquirir una en Estados Unidos. Citó el ejemplo de la refinería Deer Park, que opera al 85% de su capacidad y se recuperó la inversión de 600 millones de dólares en un año.
En medio de los debates sobre el futuro energético del país, el presidente López Obrador ha pedido un informe sobre las emisiones de la refinería de Cadereyta, con el objetivo de demostrar su cumplimiento con las normativas ambientales. Esta solicitud surge en respuesta a propuestas de clausura de refinerías de Pemex y cuestionamientos sobre la viabilidad de la industria petrolera sin una transición hacia energías alternativas como la solar y eólica.
Las inversiones en las nuevas plantas coquizadoras y la mejora de la capacidad productiva de las refinerías existentes son pasos fundamentales en este proceso. El objetivo es alcanzar una capacidad productiva del 85%. La decisión sobre la construcción de una nueva refinería o la adquisición en Estados Unidos quedará en manos de la próxima administración, según comentó el presidente.