La falta de materiales y la distribución desigual en los estados podría agravar las desigualdades en la educación mexicana.
La inauguración del ciclo escolar 2023-2024 el pasado 28 de agosto ha sido testigo de la implementación del nuevo plan de estudios en México; sin embargo, el caos y la controversia que han rodeado la distribución de los nuevos libros de texto gratuito en las últimas semanas son solo una manifestación de la improvisación que caracterizó la concepción inicial de esta propuesta curricular. La falta de consenso y claridad en su implementación ha creado un entorno desfavorable para el éxito de los cambios educativos.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) advirtió sobre los riesgos inherentes al nuevo plan de estudios y su potencial para dificultar la creación de capital humano competitivo. Esto podría traducirse en estudiantes sin las habilidades necesarias para prosperar en el ámbito laboral. Además, la Secretaría de Educación Pública (SEP) no ha garantizado las condiciones idóneas para la implementación del plan en todo el país. La falta de una estrategia clara perjudica la calidad de la educación, pudiendo profundizar la pérdida de conocimientos, el abandono escolar y aumentar la carga laboral para los docentes.
La distribución desigual y a menudo tardía de los libros de texto ha sido una preocupación notable. En estados como Chihuahua y Coahuila, se implementará el nuevo plan con materiales anteriores, mientras que en siete estados persiste la resistencia a su distribución. Esta falta de consenso en torno a los libros de texto exacerbá las disparidades educativas entre estados.
El desafío se extiende a la congruencia entre los materiales y los planes de estudio. A pesar de la Ley General de Educación, que establece la concordancia entre ambos, los libros de texto se presentaron antes de la publicación de los planes en el Diario Oficial de la Federación (DOF).
El IMCO también señaló la falta de materiales para preescolar y telesecundaria. Esta última atiende a más de 1.3 millones de jóvenes en áreas rurales y los materiales para esta modalidad están incompletos. Esto resulta en que más de 5.5 millones de niños y adolescentes carezcan de materiales congruentes con el plan de estudios. La capacitación docente es insuficiente y no considera adecuadamente la amplitud de los cambios.
Recientemente, la SEP sorprendió al publicar en el DOF la obligatoriedad del nuevo plan de estudios en todos los niveles escolares, a pesar de indicar inicialmente que solo aplicaría al primer grado de preescolar, primaria y secundaria. La falta de claridad en este sentido ha generado incertidumbre en las comunidades educativas.
Es fundamental priorizar la calidad educativa, la formación de capital humano competitivo y la reducción de brechas educativas. Para lograrlo, se requiere un consenso a nivel nacional, una estrategia meticulosa para la implementación y transparencia. Esto garantizará que las reformas educativas se lleven a cabo de manera efectiva y en beneficio de los estudiantes. En un contexto de incertidumbre, persiste la preocupación por el impacto de estas controversias y retrasos en la educación de millones de niños y adolescentes en México.