Cada año, marzo convierte a Ciudad Valles en un infierno de fuego y cenizas. La historia se repite con una puntualidad escalofriante: decenas de incendios devoran el territorio, los termómetros se disparan y las autoridades anuncian reuniones de emergencia. Pero ¿qué ha cambiado desde la catástrofe de 2013, cuando más de 4,000 hectáreas se consumieron y las temperaturas alcanzaron los 54 grados centígrados? Muy poco. Y lo que es peor: el actual presidente municipal, David Armando Medina Salazar, atraviesa su segundo mandato sin demostrar que aprendió de los desastres pasados.
Hoy, con más de diez incendios registrados en una semana y una alerta roja que ha movilizado a bomberos, Protección Civil y ciudadanos voluntarios, es imposible ignorar una verdad incómoda: Ciudad Valles no necesita solo combatir el fuego, sino evitar que este se origine.
La prevención es el eslabón perdido en la estrategia municipal. No basta con desplegar equipos para sofocar las llamas cuando el daño ya está hecho. Urge un plan estructurado que contemple reforestación, mantenimiento de cortafuegos, campañas de educación ambiental y el fortalecimiento de brigadas forestales comunitarias. ¿Por qué estos esfuerzos siguen ausentes cuando el municipio cuenta con recursos y ocupa un lugar clave en la geografía potosina?
El problema no es la falta de presupuesto, sino la prioridad que se le da. En una administración marcada por gastos excesivos en espectáculos y publicidad, la prevención de incendios no parece estar en la agenda del alcalde. Y el costo de esa omisión lo pagan los ciudadanos, los agricultores y los ecosistemas, que cada año quedan reducidos a cenizas.
Además, el gobierno municipal debe reconocer y destinar más recursos a las corporaciones que han estado al pie del cañón en cada emergencia. Bomberos, Protección Civil y los voluntarios de ERCED, A.C., han actuado como verdaderos héroes, atendiendo cada llamado sin importar las condiciones; sin embargo, su labor se ve constantemente limitada por la falta de equipo, personal y apoyo financiero.
Medina Salazar ya gobernó Ciudad Valles antes y ahora está en su segundo trienio. No puede escudarse en la improvisación ni en la falta de experiencia. Sabe lo que duele a la ciudad; empero, sigue apostando por la reacción en lugar de la prevención. La pregunta es ineludible: ¿hasta cuándo? Porque, mientras la política de apagar incendios —en el sentido más literal— siga siendo la norma, Ciudad Valles continuará atrapada en un ciclo vicioso de destrucción y negligencia.