Durante la pandemia por COVID-19, la tecnología fue fundamental para mantener en pie el sistema y evitar que nos desconectáramos de nuestras responsabilidades. Gracias a ella, trabajos, escuelas y gobiernos pudieron innovar y modificar sus reglamentos para implementar el trabajo a distancia, permitiéndonos resguardar nuestra salud sin descuidar nuestras obligaciones.
Sin embargo, hoy, cinco años después del confinamiento, una diputada de nombre Jacquelinn Jáuregui Mendoza considera que es una buena idea proponer que las sesiones legislativas se realicen a través de plataformas digitales, sin que exista una pandemia o alguna situación justificable que lo amerite. Su único argumento es que el traslado para cumplir con sus responsabilidades laborales resulta complicado; es decir, para aquello para lo que fue elegida por el pueblo. En otras palabras, parece que a esta flamante diputada simplemente le da pereza asistir a su lugar de trabajo.
Lo irónico del asunto es que dicha legisladora pertenece al Partido del Trabajo (PT), una organización históricamente de izquierda cuyos principios fundamentales giran en torno al trabajo y a la defensa de los derechos laborales de los mexicanos.
Tal vez a la diputada le convendría repasar un poco de historia y recordar el motivo por el cual ocupa ese cargo, en lugar de presentar ocurrencias ante la LXIV Legislatura del Congreso del Estado de San Luis Potosí.