La menor jalisciense, que ha ganado torneos internacionales, sueña que más menores de edad en México conozcan este deporte.
Alondra Bagatella, una joven prodigio de Guadalajara con un coeficiente intelectual excepcional de 139, ha brillado en campeonatos internacionales de ajedrez y ahora sueña con difundir este deporte entre más niños mexicanos.
En una entrevista con EFE, Alondra revela que, además de perfeccionar su habilidad en el ajedrez, también se sumerge en el estudio de la astrofísica, las artes plásticas y la robótica. Aunque duda entre su pasión por la ciencia y el deporte que ha practicado desde los cinco años, tiene claro que su pieza favorita en el ajedrez es el peón.
“El peón tiene múltiples jugadas y cada casilla ofrece una estrategia diferente. Puede avanzar hasta el final del tablero y convertirse en una dama (reina)”, explica.
A pesar de su corta edad, Alondra ha cosechado numerosos éxitos en torneos locales e internacionales, compitiendo incluso con jugadores de mayor edad. Ha destacado en eventos como el Campeonato Nacional e Internacional Abierto Mexicano de Ajedrez y el XXXIII Pan-American Youth Chess Festival 2023, donde se coronó como la mejor latinoamericana.
Aunque enfrenta a oponentes de diversos países, Alondra se siente más motivada cuando compite en Estados Unidos, donde la competencia es más diversa. Su última hazaña fue en el ChessKid National Festival, donde obtuvo el subcampeonato en su categoría y el primer lugar en la categoría femenina.
Alondra, con un coeficiente intelectual muy por encima del promedio, muestra un interés particular por la astrofísica, especialmente en el sistema solar. Sin embargo, su mayor aspiración es convertirse en campeona mundial de ajedrez, dejando de lado la posibilidad de explorar el espacio.
Su padre destaca cómo el ajedrez ha fortalecido su pensamiento lógico-matemático y no descarta que elija una carrera relacionada con estas áreas. A pesar de los estereotipos de género en el ajedrez, Alondra y su padre animan a las niñas a seguir sus pasiones sin importar las barreras.
Aunque Alondra ha mencionado su interés en estudiar arquitectura, su verdadera pasión parece residir en el ajedrez, donde aspira a convertirse en una gran maestra. Tanto ella como su padre reconocen los desafíos que enfrentan las mujeres en este deporte, pero están decididos a romper barreras y demostrar que las niñas pueden destacar en cualquier campo que elijan.
